El debate realizado en el Seminario Internacional de Comunicación para la Integración, el sábado (21/9), trajo una variedad de experiencias de comunicación pública y comunitaria en América Latina.
Por Tatiana Carlotti.
Fotos: Priscila Ramos/MST
La Actividad fue promovida por el Centro de Estudos da Mídia Alternativa Barão de Itararé y la agencia Inter Press Service (IPS), con el apoyo del Centro de Información y Coordinación de Punto BR (NIC.br), a través del Comité Directivo de Internet en Brasil (CGI .br). El encuentro reunió a periodistas de medios de la región, comunicadores e investigadores para pensar colectivamente sobre las posibilidades efectivas de integración del sector en el continente.
Coordinado por los periodistas y directores de Barão de Itararé, Rita Casaro y Lalo Leal Filho, el segundo panel contó con la participación presencial de Fernando Rosa, periodista, Gerente Ejecutivo de Agência Brasil, Radioagência e Radiojournalismo de la Empresa Brasil de Comunicação (EBC); Mónica Valdés, periodista, antropóloga y vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de América Latina y el Caribe (AMARC AL); y Fresia Ramírez Inostroza, presidenta de la Asociación Nacional de Comunicadores y Medios Independientes y Comunitarios de Chile (Anamic), directora de Tomate Rojo y productora de Radio JGM.
A distancia participaron del debate el peruano Hugo Ramírez, comunicador popular, investigador y presidente del Centro de Comunicación Amakella y el paraguayo Pablino Cáceres, director de Radio Universidad de la Universidad Nacional de Pilar, representante de la organización Voces Paraguay y ex ministro de la Secretaría de Acción Social del país.
El periodista, politólogo, profesor y director de Barão de Itararé Lalo Leal Filho también trajo un panorama de la comunicación pública en Brasil y sugerencias para algunos de sus principales dilemas.
Mire el debate completo en el canal de Barão: Radios comunitarias: escucha y reconocimiento
La periodista colombiana Mônica Valdés, antropóloga y vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de América Latina y el Caribe (Amarc AL), aportó la experiencia de las radios comunitarias del continente, desde la institución de la que es vicepresidenta.
AMARC, destacó, opera en barrios y territorios rurales, en lugares a los que, en general, no llega la comunicación mediática, construida en centros de poder urbano y en espacios privilegiados y excluyentes. Una de las principales luchas, destacó Valdés, es garantizar la presencia de “la comunicación comunitaria en el espectro electromagnético regular del ecosistema mediático y en los espacios públicos de comunicación”.
Foto: Priscila Ramos/MST
Entendiendo la comunicación pública como una especie de “ágora, una plaza social, como las calles y los parques”, resaltó la importancia de la faz pública de la comunicación como un “territorio de participación, toma de decisiones y posicionamiento de los discursos, tanto de las organizaciones sociales como de la población y de los ciudadanos comunes y corrientes que no se ven representados en la comunicación hegemónica”.
A través de la comunicación comunitaria es posible sortear la forma caricaturesca e irrespetuosa de los medios hegemónicos, por ejemplo, en su cobertura de comunidades afrodescendientes e indígenas, o incluso de mujeres. Al mismo tiempo, es posible llegar a varias regiones del país, asegurando que la gente tenga una emisora y un canal local, para “contar sus propias historias y otras historias que se aparten de los estereotipos regionales”, afirmó.
“Esto es lo que llamamos comunicación comunitaria”, señala. Una comunicación que no suele ser considerada por los medios hegemónicos, al fin y al cabo, no es rentable, no tiene muchos oyentes ni consumidores de publicidad. Un medio fundamental en territorios considerados “desiertos informativos”, porque allí no hay quien cubra la información desde el punto de vista periodístico, añadió.
Al enumerar las implicaciones de este abandono y la necesidad de una “comunicación que atienda el derecho a la información de los ciudadanos, desde su ubicación y región”, Valdés describió la experiencia de acompañar a personas a escucharse en estos canales públicos.
“Es como reconocerse y verse a uno mismo de nuevo. Es escuchar el territorio en tu propio lugar y llevarlo a una emisora. Ésta es la magia: reconocernos y escucharnos, entender que son memorias sonoras que forman parte de la memoria territorial y que tienen un valor”, apuntó.
Valdés también destacó la importancia de la denuncia para las poblaciones. “En América Latina decimos que si levantas una piedra, encontrarás una historia. Estamos llenos de historias, pero cuando miramos las redes sociales casi siempre vemos narrativas del mismo lugar”, afirma. “¿Qué otras historias están atravesando el ecosistema digital? ¿Cuáles pertenecen al territorio y tienen sentido cuando se cuentan?” cuestionó.
Actualmente, “las regiones donde no hay internet en el continente concentran más del 32% de la población latinoamericana. Hay más de 200 millones de personas sin conectividad permanente. Aunque hay mucho ruido en el entorno digital, todavía hay un mundo offline”, añade.
Comunicación de prácticas comunitarias
Fresia Ramírez Inostroza, presidenta de la Asociación Nacional de Comunicadores y Medios Independientes y Comunitarios de Chile (Anamic), describió a los distintos frentes de la institución a favor de la comunicación comunitaria.
“Aquí se ha dicho mucho la palabra radio y gente. Palabras que se unen por una trenza que se completa con otro concepto, presente en mucha literatura y en el aroma de la práctica comunicativa: el amor que siempre está mediando nuestras acciones, sea cual sea el formato”, destacó.
En su intervención, Inostroza presentó diversas experiencias de vehículos comunitarios creados o vinculados a la entidad, como radio Voces de Araucaria, el espacio de San Carlos dedicado a la memoria de los muertos y desaparecidos políticos, Radio 7 de Puente Alto y Mena TV (digital ), entre otros. “Espacios donde es posible comunicar prácticas comunitarias y donde los estudios están abiertos a todo aquel que quiera contar sus historias”, resumió.
Foto: Priscila Ramos/MST
“Hoy tenemos alrededor de cuarenta experiencias hermanas de un pueblo creador, persistente y creativo, que utiliza la radio, la televisión, el audiovisual y la agencia para acompañar a su pueblo que, a pesar de ser ignorado por los medios hegemónicos, no puede ser silenciado”, agregó.
La entidad tiene una sede en Santiago, la “Casona de las Comunicaciones Populares”, primera casa de la entidad. La idea es “crear espacios de comunicación similares en todas las regiones del país, para que podamos recibir a los comunicadores que están reportando en los territorios”, afirmó.
Entre las batallas que enfrenta Anamic se encuentra la lucha por la memoria y la justicia, el derecho a la comunicación y diversas acciones encaminadas a la educación y la conectividad en los diversos territorios, sumado a la denuncia permanente “contra la saturación, restricción o persecución de la comunicación comunitaria, que no puede realizarse con amedrentamiento y represión”, puntualizó.
Junto a la producción de “contenidos combativos, que informan desde el encarcelamiento por motivos políticos hasta la explotación salarial, sin olvidar las luchas ambientales”, Anamic capacita a comunicadores en su Escuela de Comunicación, en las Escuelas de TV para Niños -incluido el programa Quilicura Kids, conducido por los mismos niños- además de ofrecer cursos de idiomas, lenguaje audiovisual y VMIX, programa utilizado en Chile por las grandes cadenas de comunicación.
“Necesitamos de estudiantes de toda América Latina que compartan esta visión y consoliden esta idea de integración regional”, convocó.
Perú: medios públicos y comunitarios
Hugo Ramírez, presidente del Centro de Comunicación Amakella, brindó un panorama de la comunicación pública y comunitaria en el Perú que, al igual que otros países del continente, “vive una permanente inestabilidad política y social”.
El expresidente Pedro Castillo, profesor y dirigente sindical, se encuentra preso en el país, tras un juicio político, impulsado por un grupo de extrema derecha aliado al fujimorismo con el apoyo de los medios de comunicación, que lo destituyó del poder apenas un año después de su victoria ante Keiko Fujimori en 2021.
Según Ramírez, el país vive las consecuencias del liberalismo instaurado en los años 90, durante el gobierno de Fujimori. Desde entonces, “en el Perú la salvación no está en lo colectivo, sino en lo individual y en la idea de que todo peruano es un emprendedor”. El resultado es trágico: el 30% de la población vive en la informalidad.
La pobreza es rampante en la base social y la buena salud económica a nivel macro no se refleja en la vida de la población. En medio de los extremos y el panorama de inseguridad, destaca Ramírez, el país vive una revolución tecnológica y el avance de nuevas lógicas culturales y nuevas formas de vida.
En términos mediáticos, dice que los grupos mediáticos hegemónicos prácticamente dominan el Perú. “Hay básicamente una familia, los Miró Quesada, del grupo El Comercio, con una participación del 60% en el mercado de las comunicaciones. Seguido del grupo ATV, de origen mexicano, de Ángel González, presente en numerosos países de Latinoamérica con sus capitales. La línea política e ideológica de todos estos grupos es básicamente la de los conservadores de derecha”, señala.
“El único grupo, con una visión más o menos progresista, es La República, propiedad de la familia Mohme Seminario, que tiene una cuota de mercado de sólo el 4%. En relación al 60%, hay una diferencia enorme”, reflexiona.
Ramírez también mostró el contexto de la comunicación en el país, presentando las portadas de El Comercio (privado) y El Peruano (público), prácticamente idénticas “desde el punto de vista de la corrupción editorial” en sus titulares el día de la muerte de dictador Alberto Fujimori.
Los medios públicos del país, explica, “están asociados en el Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú, que cuenta con la televisión pública, Radio Nacional y El Peruano, el diario oficial del país”.
A su vez, están las experiencias de la Coordinadora Nacional de Comunicaciones (CNC), fundada en 2019, con televisión y prensa escrita y trabajando en procesos de capacitación en diferentes puntos del país. Casi todos sus miembros, sin embargo, “viven en una situación de precaria supervivencia económica” y su participación a nivel nacional es algo marginal.
Otra experiencia, de la Iglesia católica, es Amazonía en Red, formada en 2020 y organizada por la Red Eclesiástica Panamazónica. También comentó el trabajo de la Red de Comunicadores Indígenas del Perú, fundada en 2006 y que agrupa a 300 comunicadores de la región costera y forestal de la Sierra. Esta red trabaja básicamente para exigir el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas y la democratización de las comunicaciones, detalló.
“Ante un momento tan complicado de la comunicación comunitaria en el Perú, es necesario imaginar nuevas estructuras y cómo podemos organizarnos, de manera realista, para realizar un trabajo coordinado”, señaló.
Ramírez también destacó la necesidad de formación en escenarios culturales mediados por la tecnología, al fin y al cabo, “la oferta comunicativa de la comunicación popular en un contexto de consumo mediático es muy diferente”.
“Otro desafío es la construcción de un marco regulatorio en el país que abarque el derecho a la comunicación. Tenemos que retomar la discusión política, el proyecto político-comunicacional de nuestros medios y construir una cosmovisión que no sólo esté mediada por la tecnología, sino por un mundo posible, de buen vivir y de buena convivencia”, concluyó.
Paraguay: radios comunitarias
Pablino Cáceres, director de Radio Universidad de la Universidad Nacional de Pilar y ex ministro de la Secretaría de Acción Social de Paraguay, brindó un panorama de la comunicación y la situación política en Paraguay.
Cáceres, que también pertenece a Voces Paraguay, presente en todo el país y que agrupa a organizaciones comunitarias y radios y otros medios alternativos, asociaciones y cooperativas populares, valora que Paraguay vive "un momento muy delicado y lo está desde hace varios años". Estamos atravesando por muchas dificultades, muchos desafíos, muchos problemas, particularmente para las radios comunitarias”.
“Paraguay es uno de los países más desiguales de América Latina. Hay una profunda desigualdad en términos de distribución de la tierra, recursos y medios de producción, acceso a la vivienda, seguridad social y salud”, denunció.
Esta realidad se reproduce en el panorama mediático del país. “La propiedad de los medios de comunicación está concentrada en manos de un grupo muy pequeño y, desgraciadamente, ligado a mucho poder y mucho dinero. Es lo mismo que ocurre en otros países de nuestro continente. Una elite económica posee la mayoría de los medios de comunicación y, por lo tanto, además de manipular la opinión pública, tienen mucho poder”, afirma.
Estas élites, añade, acaban teniendo una participación muy desigual en la esfera política del país. “Más del 90% de la información y entretenimiento que circula diariamente en Paraguay está controlado por cinco grandes grupos empresariales que operan en muy amplios sectores de la economía y la esfera pública, defendiendo sólo sus intereses”, detalla.
Poderosos grupos están incluso en manos de ex presidentes del país. El Grupo Nación de Comunicaciones es propiedad del expresidente Horácio Cartes y el grupo Multimédia es propiedad del expresidente Juan Carlos Wasmosy. “Estos grupos, especialmente los más importantes en términos de audiencia, inciden en la práctica y determinan la agenda política del país y el camino a seguir. La concentración de los medios de comunicación está en manos de un pequeño grupo económico que, a su vez, gestiona un holding de empresas económicas y financieras”, evalúa.
El resultado es una “falta de pluralismo informativo”, un obstáculo para el funcionamiento de la democracia en Paraguay. Como señala Cáceres, “la democracia necesita confrontar ideas, debates y discusiones sobre modelos de sociedad, pero este debate no existe o está debilitado porque las fuentes de información son siempre las mismas y están acaparadas por un sector de la sociedad, atacando el principal pilar del funcionamiento democrático”.
Ofreció un panorama de la fortaleza de la radio en el país que, por la profunda tradición oral de la población y los costos de acceso y adaptación, “es uno de los soportes con mayor presencia en las ciudades y zonas rurales. Su poder de circulación es bastante amplio”, afirma.
Sin embargo, sólo existen tres estaciones de radio públicas en el país. Paraguay cuenta con una agencia de noticias (IP Paraguay), una televisión pública (Paraguay TV) y tres estaciones de radio FM, dos en el interior y Radio Nacional del Paraguay, en la capital.
“Las radios comunitarias, a su vez, enfrentan enormes obstáculos, tanto desde el punto de vista legal como comercial, para consolidar su desarrollo”, afirma Cáceres. De hecho, el país vive “un retroceso en las leyes que termina acentuando la desigualdad y sometiendo la comunicación a presiones de los grandes conglomerados de comunicación”, añadió.
“En 2011 logramos modificar la ley de telecomunicaciones que restringía la potencia de las radios comunitarias a unos pocos vatios. En nuestra organización luchamos para que el espectro radioeléctrico sea un bien público y se reserven espacios equitativos para los medios comerciales, públicos y comunitarios”, detalló.
Otra bandera de lucha es que las concesiones de frecuencias se definan mediante concursos, estipulando límites a la concentración de propiedad en el país.
También destacó la importancia de preservar la independencia de los medios y empresas y la autonomía de entidades como la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que regula el sector en Paraguay.
Además, “es necesario promover la producción nacional, local e independiente y garantizar el acceso a internet de calidad, precio accesible y privacidad”.
En materia de integración regional, Cáceres señala que el único camino es “la unidad de las diferentes formas de comunicación, ya sean alternativas, cívicas, culturales, de algunos sectores sociales para integrarnos nacional y regionalmente a través de la comunicación. Sin esto, no podemos avanzar”.
También sugirió la construcción de un observatorio latinoamericano de comunicación para informar sobre los avances y alertar sobre los retrocesos del derecho a la comunicación y la libertad de expresión en el continente, incluyendo la denuncia de acciones políticas y jurídicas que signifiquen un retroceso a logros comunitarios y cívicos.
La reconstrucción de EBC
Para Fernando Rosa, Gerente Ejecutivo de Agência Brasil, Radioagencia y Radioperiodismo de la Empresa Brasil de Comunicação (EBC), vivimos en un contexto más favorable en América Latina –con México, Honduras, Colombia y Brasil en un terreno más positivo–, para desarrollar una política más avanzada en el ámbito de la Comunicación. Los desafíos, sin embargo, son muchos.
Foto: Priscila Ramos/MST
“Hoy tenemos, en Brasil particularmente, medios financiarizados, es decir, si en una cierta época histórica los medios tenían un compromiso con uno u otro sector productivo, o con la burguesía brasileña, etc., hoy ya no lo tienen. Están absolutamente financiarizados, muchos de ellos incluso son propiedad de determinados bancos”, advirtió.
Esto afecta, por ejemplo, la discusión sobre las tasas de interés en el país. “No hay debate sobre si aumentar o disminuir la tasa Selic. Tiene que aumentar porque los bancos necesitan aumentar sus ganancias”. Lo que ya trae, señaló Rosa, un desafío importante para los medios públicos. A este desafío se suma otro: la irrupción de internet, que hace que un hecho “aparezca con 100 versiones diferentes y muchas personas creyendo en cada una de ellas”, apuntó.
Ante estos desafíos, la comunicación pública y popular adquiere una importancia fundamental, señaló Rosa, “no sólo en el sentido de construir instrumentos y herramientas, sino también como presión a los respectivos gobiernos para que inviertan en este tipo de comunicación y promuevan regulaciones”.
Al referirse al proceso de reconstrucción de la EBC, Rosa destacó que la empresa pasó de un primer momento de entusiasmo a un período complicado después del golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rousseff, que siguió de cerca. “Al día siguiente [del impeachment], nos despidieron y, a partir de ahí, la EBC pasó por un proceso muy complicado que se radicalizó bajo Bolsonaro”.
El desmantelamiento impulsado por el gobierno de extrema derecha fusionó las estructuras públicas y gubernamentales de la EBC. Sin embargo, con el regreso de Lula a la presidencia, la empresa pasó por un proceso de reconstrucción, comenzando con la separación de las esferas pública y privada. Pero ¿qué es realmente la EBC?
La principal misión de la empresa, explica Rosa, es “crear y difundir contenidos que contribuyan al desarrollo de la conciencia crítica de las personas y al fortalecimiento de la democracia”. En el ámbito de la comunicación pública, ofrece a la población brasileña Agência Brasil, Rádio Agência, Rádio MEC, Rádio Nacional y TV Brasil.
En términos de comunicación gubernamental, ofrece Canal Gov., Agência Gov., Rádio Gov., Voz do Brasil y Canal Educação. En la Agência Brasil, por ejemplo, los contenidos son reproducidos por miles de sitios web y medios impresos en todo el país y en el extranjero, con una producción promedio de entre setenta y ochenta artículos por día destinados a un total de 26 millones de usuarios. TV Brasil, por su parte, llega a 38 millones de personas, convirtiéndose en la quinta emisora más vista del país, incluido un canal dedicado a los brasileños en el exterior. Y este domingo, dijo Rosa, será lanzado el nuevo sitio web de Agência Brasil y Rádio Agência.
“Tenemos un papel importante que desempeñar. Tenemos que avanzar y mejorar muchas cosas, pero vamos por el camino correcto y es importante que se continúe y se comparta con otras emisoras públicas, especialmente las de América Latina”, destacó.
EBC y la integración latinoamericana
El ex presentador de TV Brasil y uno de los pensadores de la comunicación pública del país, Laurindo Lalo Leal Filho, trazó una historia de la evolución del sector y sus principales cuellos de botella.
Lalo dijo que la televisión pública surgió “como idea” pocos años después de la llegada de la televisión a Brasil, en 1950, cuando el entonces presidente Vargas, en su segundo gobierno, cedió el Canal 4 a la principal radio de la época, Rádio Nacional de Río de Janeiro, para que creara una TV Nacional. Sin embargo, con su muerte en agosto de 1954, la propuesta quedó dormida.