Discurso del Presidente Luis Guillermo Solís para inaugurar la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC

 

Es para el cantón de Belén, el pueblo y el gobierno de Costa Rica un verdadero honor recibirles en el marco de la Tercera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.

 

¡Bienvenidas, bienvenidos a nuestro país!

[MALEKU] Capi capi mi tonh marame unhuti toy na puc.

[BRIBRI] Bua a de wepa ena alakolpa sa ka Costa Rics aa.

 

Les acogemos con los brazos abiertos. Les reciben y saludan un ejército de niñas y niños sonrientes, que desde ya se forjan en las aulas de escuelas y colegios conscientes del protagonismo que les cabe como ciudadanas y ciudadanos no de un país, sino de una región unida más allá de las fronteras nacionales. Una región unida por aspiraciones de paz, bienestar, hermandad y progreso para el mayor número.

 

En este país en la estrecha cintura de nuestro continente, en esta tierra acunada por dos mares, se encuentran convocadas y convocados las y los máximos dirigentes de nuestra región. Al recorrer con la mirada este auditorio, doy cuenta que ninguna ni ninguno de nosotros cambiaría por nada la inmensa responsabilidad y supremo honor de liderar los destinos de nuestros pueblos; pueblos que no sólo exigen un buen gobierno (eficaz, transparente, preocupado por la preservación del ambiente y obligatoriamente, comprometido con la defensa y promoción de los Derechos Humanos), sino también afirmarse con una voz propia y potente, en el concierto de las naciones.

 

Esa aspiración legítima de todas las Américas fue procurada con la espada o con la pluma, con el fusil o desde la cátedra -entre muchos otros- por Bello, Freire, Martí, Rodó, Bolívar, Morazán, Sarmiento, Desalines, Darío, Masferrer, Artigas, Sandino, Haya de la Torre, Icaza, Vasconcelos, Hostos, Asturias, y en Costa Rica por el maestro Joaquín García Monge quien expresó este sentir cuando dijo: “la libertad hay que conquistarla y reconquistarla continuamente, pues sólo se pierden los pueblos que se cansan de ser libres”. Este es, amigas y amigos, el sustento inspirador de nuestra Comunidad.

 

[PORTUGUES] Somos representantes de uma região complexa que requer uma visão poliédrica. Nas terras que nos viram nascer convivem a modernidade e o passado , a costa e a serra, a selva e a cidade, as populações jovens e aquelas que já não são tanto e têm, crescentemente, necessidades especiais. Também convivem nelas o café e o mate, o bosque chuvoso e o deserto, os povos originários afrodescendentes e os mestiços, a desigualdade, a pobreza e também a opulência. Semelhante diversidade nos desafia, mas também nos potencia, nos convoca à ação. Sim, como disse Gabriela Mistral ” (…) somos vasos sedentos “, também é que somos ” raça cósmica” tanto como ” mulheres e homens de milho ” senão é outro, não pode ser outro, que a redenção – em igualdade e dignidade – de todos os povos e nações que conformam esse universo multicolor.

 

Desde nuestra propia genesis republicana, la región se ha caracterizado por esa búsqueda utópica y constante de la unidad frente a nuestra propia incapacidad de concretarla, no sólo como un proyecto histórico sino también como un proyecto político. Y si bien han existido fuerzas exógenas que han contribuido decisivamente a ese fracaso, también lo es que tales fuerzas nunca fueron mayores que la falta de voluntad de nuestras élites para superarlas. Esa ha sido una de las mayores contradicciones que debemos superar.

 

Sin embargo, sólo el tiempo nos ha permitido comprender que es en el respeto a nuestra propia diversidad y pluralidad; que es precisamente en la profusión de experiencias nacionales y regionales, donde encontramos finalmente la unidad que tanto añorábamos. Diversidad en la reflexión, unidad en la acción. Esta ha de ser, amigas y amigos, nuestra mayor fortaleza y la consigna que oriente a nuestra Comunidad.

 

[INGLES] As repository of the legacy of the Rio Group, Contadora Group, the spirit of the Esquipulas peace agreement, and what the Nobel Laureate, Derek Walcott, used to call the “epic memory” of the Caribbean, CELAC is the main vehicle in our quest towards our own international opportunity, an opportunity that will allow us to bring forward more initiatives than proclamations; to not only create alliances, but also to build bridges; to seek consensus and implement them; to convince and prevail; to have our own voice and use our hands to weave development, making the benefits of economic well-being, social justice, and democracy available for everyone- “like the air”-as our poet Jorge Debravo once stated in a metaphor!

 

Cuando Costa Rica asumió la Presidencia Pro Témpore de la CELAC en la Cumbre de La Habana, prometimos trabajar con transparencia, apertura, reglas claras, respeto por el consenso y el liderazgo creativo. Prometimos generar cooperación, entendimiento, visión y confianza. Prometimos también contribuir en la proyección de nuestra Comunidad promoviendo espacios de diálogo constructivo con países y regiones de todo el mundo. Así lo hemos hecho. Costa Rica ha cumplido.

 

Durante la gestión de esta Presidencia Pro Témpore nuestra Comunidad avanzó en su consolidación orgánica, en su afinamiento conceptual y decantación metodológica. Hemos fortalecido también la dimensión multilateral de la CELAC al procurar la puesta en ejecución de modalidades de coordinación con las instituciones regionales y subregionales, así como con países e instancias extra regionales. Tal es evidenciado por el lanzamiento del foro con la República Popular de China y lo hará próximamente el que se establecerá con la Unión Europea y otros actores globales. Ello ha acontecido porque creemos en esos procesos y esperamos que continúen fortaleciéndose y profundizándose cada año. Hemos sido proactivos y seguimos comprometidos con la llamada “interdependencia positiva” la cual fomentamos y favorecemos como una de las principales tendencias de las relaciones internacionales contemporáneas.

 

Por esa razón, además de los pronunciamientos que se han realizado sobre multitud de temas atinentes a situaciones nacionales e internacionales, hemos apoyado y debemos seguir apoyando de forma decidida el proceso preparatorio de la Tercera Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo de las Naciones Unidas. Es fundamental que nuestra región haga aportaciones de naturaleza colectiva en el establecimiento de una estrategia que le permita incidir de forma sustantiva en el documento final de la Conferencia.

 

Igualmente, resulta necesario que la región promueva una agenda que reconozca las necesidades específicas de desarrollo de los llamados “países de renta media”. Nuestros esfuerzos no serán exitosos si la comunidad internacional no comprende y no se solidariza con el mayor grupo de países en vías de desarrollo, cuyas realidades de asimetría, pobreza, exclusión y débil o insuficiente desarrollo científico y tecnológico resultan frecuentemente disimuladas por esa denominación tan ambigua y que solo atiende a los aspectos macroeconómicos.

 

Es trascendental, que trabajemos en conjunto en la elaboración de un Plan de Acción de las Naciones Unidas que coordine los esfuerzos de cooperación con los países que han sido incluidos en esa “categoría”. Muy especialmente con los más vulnerables, como lo son, por ejemplo, los países centroamericanos y caribeños cuyas demandas sociales deben ser medidas no solo a partir de sus Productos Internos Brutos sino de indicadores más orientados a la identificación de necesidades insatisfechas y sectores desatendidos.

 

[FRANCES] On reconnaît l’importance que la lutte contre la faim et la pauvreté a dans notre ordre du jour. Peu de violations de la dignité humaine sont aussi grandes que celle qui s’exprime dans l’incapacité de nourrir une personne en quantité suffisante pour leur survie. Cette réalité, qui affecte beaucoup de millions de nos sœurs et frères d’Amérique Latine et des Caraïbes, est inadmissible dans un monde dont la capacité technique et scientifique pour la production de richesse et de bien-être n’a pas de précédente dans l’histoire de l’humanité. Et elle l’est encore plus dans un hémisphère où, comme dans celui-ci, l’accumulation de la richesse est aujourd’hui une réalité qui offense – surtout par le fait qu’elle est produite dans un environnement d’inégalité scandaleuse – les principes qui inspirent cette communauté et nos constitutions nationales.

 

En ese sentido, no exagero al afirmar que no hay prioridad mayor que garantizar la sostenibilidad de las políticas públicas que, en los próximos años, nos conduzcan finalmente a derrotar el hambre y la miseria en nuestra región. Ello significa poner en marcha los mecanismos locales e internacionales necesarios para satisfacer las necesidades básicas insatisfechas de las poblaciones más vulnerables, pero también promover las estrategias públicas y privadas de generación de empleo productivo, de inversión en educación, salud y vivienda sin las cuales cualquier esfuerzo por superar la pobreza resultará vano o, en todo caso, insuficiente.

 

Trabajar juntos en estos procesos será clave para su éxito. La voz de la CELAC debe y tiene que escucharse y hacerse valer en el debate internacional aportando nuestras experiencias para incidir en sus resultados. Lo que está en juego nos incumbe a todas y todos: se trata de la agenda de desarrollo que orientará a la humanidad hasta el año 2030.

 

Actuar con esa lucidez, fuerza y determinación constituye la “irrupción del Sur” a la que alude el académico y ex canciller ecuatoriano Fander Falconi, cuando convoca a una hora nueva en América Latina: una hora nueva signada por una incursión global asertiva e inteligente, que genere propuestas propias y estratégicas en el plano internacional. Una hora nueva que desprovista de timidez, inseguridad o temor, coloque a nuestros países en la palestra de un mundo cuya interrelación ya no es un mero ejercicio de retórica sino una obligación para bloques geopolíticos que, como el nuestro, están llamados a jugar un papel internacional creciente en las próximas décadas.

 

Para concretarla, debemos trabajar por una mayor articulación orgánica y complementaria de CELAC con el CARICOM, UNASUR, el SICA y el Proyecto Mesoamérica; así como con las instituciones del Sistema Interamericano; a saber, la Organización de los Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Panamericana de la Salud a cuyos jerarcas saludo fraternalmente. Debemos aprovechar también el marco de las Cumbres de las Américas y las Cumbres Iberoamericanas, así como las contribuciones técnicas y sustantivas que pueden otorgar o están ya otorgándonos la OPANAL y la CEPAL. En idéntico sentido no hemos de olvidar a los bloques comerciales existentes y los beneficios que de ellos pueden derivarse. Este es el “ecosistema” del cual esta reunión cimera forma parte y de cuyo armónico desarrollo, en un marco de diferenciación institucional, tanto se benefician nuestros pueblos y naciones.

 

Estoy convencido que la CELAC debe continuar consolidando su relación con otros bloques y países estratégicos. Ya se abrieron las puertas; ahora debemos cruzar los umbrales y concretar las agendas que como región queremos desarrollar con otros mecanismos de coordinación y concertación política o bien países y regiones, como lo son la Unión Europea, la ASEAN, China, Rusia, la India o Sudáfrica para mencionar tan solo unos pocos. Este es, amigas y amigos, el camino que debemos transitar para consolidarnos como un agente global capaz de hacer realidad, sin romanticismos ilusos y a partir de acciones deliberadas y oportunas, nuestros sueños e intereses compartidos.

 

Hermanas y hermanos latinoamericanos y caribeños:

 

Hace pocos meses, dos de nuestros colegas, los Presidentes de Colombia y México despidieron juntos el vuelo supremo del escritor Gabriel García Márquez, rodeados de flores y mariposas amarillas.

 

Años atrás, al recibir el Premio Nobel de Literatura, en un discurso exquisito, García Márquez nos habló de la soledad de América Latina y el Caribe; del nudo y del tamaño de nuestra soledad. Sin embargo, también nos dijo cómo encararla.

 

“No esperen nada del siglo XXI, que es el siglo XXI el que lo espera todo de ustedes”, nos dijo Gabo. “Un siglo que no viene hecho de fábrica sino listo para ser forjado por ustedes a nuestra imagen y semejanza, y que sólo será tan glorioso y nuestro como ustedes sean capaces de imaginarlo.”

 

Ciertamente, pocas tareas son tan desafiantes para un o una estadista como la de imaginar el porvenir que avizora para su pueblo. No es sencillo hacerlo y menos todavía cuando se viven tiempos de transformación y cambio tan acelerados como los actuales. Y sin embargo, ¡cuán importante trascender los horizontes cortos, los más cercanos y seguros para mirar, en el proceloso mar del futuro, las oportunidades que aguardan a las naciones que aman la paz y la justicia! Colocados en ese punto, decididos a encarar los escenarios desconocidos en un mundo cuya única certidumbre es la incertidumbre misma, la faena se vuelve no solo compleja sino ineludible y urgente.

 

Lo es más aún por otro motivo: esa obligación conlleva responsabilidades que no son solo políticas o económicas sino también éticas y, por qué no decirlo, morales. Es decir, no solo aluden a los factores más decidida y directamente referentes al “poder duro”, sino a los principios y valores sin los cuales los primeros quedan reducidos a meros intercambios de fuerza bruta. Me refiero a valores como la solidaridad y la fraternidad, que tanto favorecieron y aún favorecen nuestros pueblos originarios; a la paz, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, al respeto al Estado de Derecho y la convivencia pacífica que continúan siendo la columna vertebral del orden internacional; la justicia, la tolerancia, la igualdad de derechos y el respeto a la Naturaleza de donde todas y todos provenimos. Sí, es allí donde radica el verdadero reto de la gobernanza democrática de nuestra época.

 

Es un lugar común, lo dije ya alguna otra vez, afirmar que “gobernar es escoger”. Los pueblos sabios de las Américas prefieren pensar –y es nuestra obligación honrar esa expectativa- que gobernar es discernir. Es decir, escoger pero adicionando valores y sumando principios al mero arte de tomar decisiones. Es precisamente esa pequeña diferencia la que marca un mundo de distancia entre quienes solo mandan porque gobiernan, y quienes mandan porque inspiran, conducen y transforman bebiendo de la fuente originaria de su mandato: la soberanía popular.

 

Amigas y amigos:

 

Bienvenidos una vez más a Costa Rica. Que nuestros trabajos en esta Cumbre nos alejen del camino de la soledad –que es el camino del pasado- para recorrer el camino de la comunidad, que es el camino del futuro, el camino que quiere la CELAC. Que nuestros pasos, divergentes otrora, se acerquen cada vez más a los ideales compartidos por quienes en todos los tiempos y desde todas las latitudes, buscaron afanosamente la paz sobre la guerra y procuraron la construcción de sociedades equitativas aún en contextos marcados por la violencia estructural y la exclusión social.

 

Y hagámoslo ya, sin más tardanza, aleccionados por la hermosa poesía de la uruguaya Juana de Ibarborou quien nos dice aún hoy, lo que quiero interpretar es el clamor de nuestra región cuando nos convoca a la acción creadora:

 

“Tómame ahora que aún es temprano, Y que llevo dalias nuevas en la mano. Ahora que tengo la carne olorosa Y los ojos limpios y la piel de rosa.

 

Ahora que calza mi planta ligera La sandalia viva de la primavera.

 

(…)

 

Hoy no más tarde. Antes que anochezca Y se vuelva mustia mi corola fresca…”

 

Es ahora y no más tarde, amigas y amigos, la hora de América Latina y el Caribe.

 

¡Muchas gracias!

¡Muito obrigado!

Thank you very much!

Je vous remerci!

 

Fuente: http://www.celac2015.go.cr/discurso-del-presidente-luis-guillermo-solis-para-inaugurar-la-iii-cumbre-de-jefes-de-estado-y-de-gobierno-de-la-celac/