Javier Tolcachier: La comunicación alternativa desde la experiencia de Pressenza (+Video)
Javier Tolcachier
Friday, February 5, 2021
Foto: Archivo

En el marco del Ciclo de Debates sobre Comunicación Alternativa, expuso este Jueves el integrante de Pressenza Javier Tolcachier sobre la experiencia comunicacional de la agencia.

Estos seminarios en formación crítica y contra el neoliberalismo educativo, totalmente abiertos y gratuitos, son organizados por el Centro Internacional de Investigación – Otras Voces en Educación (CII-OVE) en alianza con las organizaciones CEIP-H, MAEEC, Masa Critica, Savia, Kavilando, Mujer Pueblo-Magisterio, vicerrectorado de extensión de la Universidad de Panama, Emancipación, CIPCAL, colectivo Kaichuk Mat Dha, Red Global/Glocal por la calidad educativa y el colectivo CENTRO MARTIN LUTHER KING-Uruguay.

 

Tolcachier señaló la necesidad de incluir a la comunicación como un tópico fundamental de la educación, para lograr fortalecer el potencial educativo, frente al embate permanente de contenidos difundidos por los medios corporativos.

Junto a comentar el origen doctrinario de la acción comunicacional de Pressenza, basado en las enseñanzas de Silo, mencionó la necesidad de ampliar la difusión de la no-violencia preparando el mundo que vendrá, mundo «que se preanuncia intensamente multicultural e intercultural, de equidad, de diversidad, de horizontalidad entre personas, géneros, pueblos y culturas».

Desarrolló en su exposición las estrategias colaborativas adoptadas por la agencia, como así también el empeño puesto en procesos formativos en la comunicación para la no-violencia.

El columnista enfatizó en la necesidad de preparanos y preparar ese horizonte a través de advertir la relación estructural entre la interioridad humana y las situaciones sociales y de trabajar para transformarlas en simultáneo desde un sentido de humanización.

Reproducimos a continuación el texto íntegro de la ponencia.

Comunicación alternativa y proceso educativos

El único sentido evolutivo posible de la Educación es un sentido emancipador, un sentido que apunte a la transformación de condiciones dadas y a la superación de aquellos factores que producen dolor y sufrimiento personal y social. Un sentido que permita crecer aprendiendo sin límites.

Citando palabras de Paulo Freire, la educación verdadera es «praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo».

Los procesos de comunicación alternativa persiguen un objetivo similar, acompañando luchas sociales justas, abriendo la conciencia a nuevas posibilidades, rebelándose a discursos monopólicos cuyo propósito es la aceptación de situaciones indignas y caducas.

Ambos procesos, el educativo-emancipador y el de la comunicación alternativa comparten algunas herramientas como son los significantes y significados que no solamente transmiten y trasladan contenidos sino que los de-construyen y reconstruyen críticamente para ayudar a forjar nuevas posibilidades de realidad.

Así como el aprendizaje no queda reducido a los espacios educativos formales, tampoco los códigos transmitidos en éstos son inmunes al espacio comunicacional. Espacio que hoy todo lo abarca, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, estemos donde estemos.

Por tanto, para tener éxito formativo, entendemos que la educación debería incorporar la comunicación a sus objetos de estudios, ya que ésta puede ser una aliada de porte o una competidora mortífera.

Por supuesto que la comunicación no se reduce al tipo mediado o intermediado al que nos estamos refiriendo hasta ahora. Aunque es obvio, es importante aludir también a la fundamental importancia de la comunicación directa, el diálogo y su manejo fluido por parte de todos los actores de cualquier proceso grupal, sea éste educativo o político, por lo que la relevancia del tema sugiere siempre una especial atención.

Volviendo al carril central de esta exposición, diremos que el ámbito educativo puede ser un gran aliado de la comunicación en sentido transformador, al fortalecer desde los primeros años de aprendizaje un sentido crítico y develador de la intención que subyace a toda producción, sea ésta de tipo objetal o eminentemente subjetiva, como son la información y la comunicación en sentido amplio.

Este develamiento de intenciones, que constituyen la verdadera materia prima de la historia humana, nos lleva a comentar la óptica de comunicación que impregna el quehacer de nuestra agencia Pressenza.

Comunicación desde una óptica de no-violencia

Pressenza es una agencia internacional de noticias de espíritu humanista que da visibilidad prioritariamente a acontecimientos, iniciativas, propuestas y escenarios ligados a la Paz, la No Violencia, el Desarme, los Derechos Humanos y la lucha contra toda forma de Discriminación. Coloca al ser humano como valor y preocupación central y celebra la diversidad. Es así que propone un periodismo activo y lúcido que respete estas premisas esenciales, apuntando hacia la resolución de las crisis y conflictos sociales en todas las latitudes.

En ese sentido, difunde estudios, análisis y acciones que contribuyan a la paz mundial y a la superación de la violencia; priorizando el desarme nuclear y convencional, la resolución pacífica de conflictos, su prevención y el retiro de los territorios ocupados.

A la vez denuncia todos los hechos y situaciones que provocan dolor y sufrimiento en las poblaciones, intentando descifrar y transformar las causas de estos eventos, yendo más allá de ser meros espectadores.

La agencia nace en 2008 para servir de soporte informativo a la 1ª. Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia. Tanto la agencia como aquella acción, que contó con la participación de millones de personas a nivel planetario, fueron impulsadas por el Movimiento Humanista.

Este movimiento coloca entre sus principales postulados al ser humano como valor y preocupación central y tiene sus raíces en las enseñanzas del argentino Mario Luis Rodríguez Cobos -más conocido por su seudónimo Silo-, quien a lo largo de 50 años desarrolló una doctrina y una praxis tendientes a la transformación simultánea del individuo y la sociedad.

Entre sus aportes principales está el tema de la intencionalidad como elemento definitorio de lo humano, cuestión que es tributaria de la fenomenología husserliana. Yendo más allá, Silo propone como definición del ser humano, la de “ser histórico cuyo modo de acción social transforma su propia naturaleza”.

Más allá de las múltiples implicancias de esta definición, esta premisa es de fundamental importancia para cualquier proceso de transmisión de contenidos, sea éste educativo o comunicacional.

La negación de la intencionalidad de un ser humano lo cosifica, lo convierte en objeto y constituye el trasfondo de la violencia, en cualquiera de sus múltiples formas: violencia física, económica, psicológica, étnica, religiosa o moral.

De allí que el humanismo esgrime -por coherencia con su propia lógica doctrinaria- la no-violencia como única metodología posible para la relación entre los seres humanos y sus inherentes móviles de transformación de lo dado.

Es preciso aquí desalojar otro prejuicio que suele ser asociado a la no-violencia, relacionándola con actitudes pasivas, contemplativas, ingenuas o reducidas a un pacifismo desconectado de las contradicciones sociales que están en la base del militarismo.

La No Violencia es eminentemente activa, transformadora y por su propia postura, tiene la estatura moral indiscutible para concitar el apoyo de los grandes conjuntos. Y en la práctica social vemos que hoy esto ya se ha consolidado como un consenso de los pueblos.

Esta actitud no-violenta debe ser comunicada, debe ampliar su influencia, debe fortalecer la comprensión y la fe en su potencial transformador. Para instalar una cultura de no-violencia, que sirva de sustento a las próximas etapas de la especie, es preciso mostrar que a diario se suscitan millones de hechos no violentos y generar matrices informativas que contrabalanceen la manipulación de los aparatos mediáticos del poder violento, interesados en justificar su ilegítimo accionar y permanencia.

La intención de Pressenza no se agota en denunciar la violencia establecida en sus múltiples formas, sino que también, en un sentido propositivo, apunta a informar sobre alternativas embrionarias o ya en curso, para afianzar horizontes de transformación efectiva.

Al mismo tiempo, el propósito de comunicar explícitamente desde la no-violencia es alentar a adherir de modo consciente a esta actitud de vida, multiplicando las posibilidades para que los conjuntos puedan sumarse a los intentos de cambio de su entorno. Del mismo modo, la comunicación desde una óptica de no-violencia tiene como misión persuadir sobre la necesidad de coherencia y reflexión sobre uno mismo, sobre aquellos contenidos de la propia interioridad que deben acompañar, pero que, si no son suficientemente advertidos, enlentecen o impiden la ansiada modificación social e histórica.

Procesos formativos de Comunicación para la No-Violencia

Un aspecto clave de la acción de Pressenza es impulsar procesos formativos alrededor de la No-Violencia y su traducción al campo de la comunicación. Esta formación es imprescindible para cumplir con sus propósitos informativos de manera apropiada, pero también para difundir y desarrollar metodologías de aprendizaje que ayuden a conformar y consolidar una actitud humanista como modo de relación interpersonal y social.

El punto de partida de estos procesos formativos es desalojar el prejuicio de que la violencia es parte de la naturaleza en el ser humano, ya que, si se afirma aquel predialogal inmovilista, cualquier esfuerzo de superación no tiene sentido alguno. Si ese axioma dañino se sostiene, es difícil aceptar que las personas también pueden ser bondadosas o compasivas, o que puedan colaborar entre sí, ya que una supuesta “naturaleza” violenta impediría esa actitud. Y si se aceptara que el ser humano puede ser de un modo o de otro, entonces en su “naturaleza” estaría la posibilidad de elegir y no la violencia.

El aserto de que la violencia es intrínseca a la conducta humana y la misma idea de naturaleza humana ha sido utilizada para justificar atrocidades y fechorías, basadas en supuestas naturalezas diferentes, clasificadas por un supuesto orden dictado de antemano, cuyos intérpretes moralistas y mandantes inmorales habitualmente se ubicaron en la mejor parte de la escala.

Sobre el tema de la “naturaleza humana”, es conveniente ilustrar el particular con una breve cita de Silo: “La ampliación del horizonte temporal de la conciencia humana permite a ésta retardos frente a los estímulos y ubicación de éstos en un espacio mental complejo, habilitante para el emplazamiento de deliberaciones, comparaciones y resultantes fuera del campo perceptual inmediato.

En otras palabras: en el ser humano no existe “naturaleza” humana, a menos que esta “naturaleza” sea considerada como una capacidad diferente a la animal, de moverse entre tiempos fuera del horizonte de percepción. Dicho de otro modo: si hay algo “natural” en el ser humano, no es en el sentido mineral, vegetal o animal, sino en el sentido de que lo natural en él es el cambio, la historia, la transformación. Tal idea de cambio no se aviene convenientemente con la idea de “naturaleza” y por ello preferimos no usar esta última palabra como se ha venido haciendo y con la cual se han justificado numerosas deslealtades hacia el ser humano.”

Y en un pasaje más adelante:

“Estamos a una gran distancia de la idea de naturaleza humana. Estamos en lo opuesto. Quiero decir, si lo natural había asfixiado lo humano, merced a un orden impuesto con la idea de lo permanente, ahora estamos diciendo lo contrario: que lo natural debe ser humanizado y que esta humanización del mundo hace del hombre un creador de sentido, de dirección, de transformación.”[1]

Desde esta relación estructural entre la conciencia humana y el mundo, desde una necesidad evidente en los seres humanos de modificar las condiciones de vida, se construye una concepción que permite pensar en dinámica una evolución personal y social hacia sociedades y sujetos sociales no violentos.

Desde esta mirada, así como se concibe al ser humano en íntima y recíproca influencia con el medio que lo rodea, del mismo modo se aprecia el ámbito de la interioridad humana en vínculo permanente con la exterioridad circundante.

Por ello, la formación en la actitud no-violenta trabaja en la superación de factores personales, interpersonales y sociales que generan dolor y sufrimiento, factores que proyectándose, realimentan la violencia interna y externa.

Expresado en términos más sencillos, aspiramos a que, a través de procesos formativos en la no-violencia y la práctica comunicacional, este modo de comunicar actúe sobre ambos términos de una comunicación dialógica, operando transformaciones no solo en quienes reciben una información, sino también en quienes la producen.

Estrategias y desarrollo de Pressenza

Desde el comienzo, Pressenza se apoyó en virtudes provenientes de la acumulación de proceso del Movimiento Humanista: la formación, el voluntariado de sus integrantes y la posibilidad de contar con corresponsales en distintos países y culturas.

En cuanto al voluntariado, ésta no es solamente una característica de indudable orden práctico, permitiendo contar con la colaboración de cientos de comunicadores militantes y expandirse sin límites. La actitud voluntaria implica generosidad, haciendo propio un estilo de vida que desafía los valores impuestos por un sistema mezquino.

Más allá de la necesidad de supervivencia, que podría ser perfectamente cubierta con la distribución equitativa de lo socialmente producido -que hoy ya excede largamente las necesidades de toda la población mundial-, el humanismo se rebela contra la creencia que sirve de sustento a toda forma de enajenación humana: Esto es, que toda acción productiva debe corresponderse con una retribución monetaria y que ésta por tanto se convierte en una motivación central para la existencia.

A su vez, la acción militante voluntaria coloca a la agencia en total libertad de acción, no debiendo ajustar su línea editorial a ningún mecenas permanente u ocasional.

En cuanto a la presencia internacional, además de la importancia de poder brindar información desde distintos continentes, en la actualidad en 9 idiomas y contextualizando los acontecimientos con mirada global, esto tiene un valor intangible adicional fundamental.

Por la interconexión y el contacto creciente entre todas las culturas, estamos en presencia del nacimiento de la primera civilización planetaria de la historia humana. Desde esta comprensión, se hace necesario forjar entendimiento, convergencia, sentido de comunidad entre los distintos procesos culturales, objetivo que Pressenza aborda desde la riqueza de la diversidad, la resolución no-violenta de conflictos, el multilateralismo geopolítico, la reparación de las injusticias históricas y la reconciliación entre los pueblos como materias informativas.

En tiempos de fractura social y con el mismo espíritu de convergencia en los puntales de no-violencia y en la lucha contra toda forma de discriminación, la agencia abre sus puertas a un considerable número de colaboradores, asumiendo sus redacciones nacionales o por lengua un carácter de autonomía que les confiere un importante grado de libertad de acción.

Esta característica de autonomía permite fijar prioridades editoriales de relevancia local, nacional, regional o incluso cultural, adaptándose a las necesidades de coyuntura, pero también forjar un espíritu interno de ensamble de la diversidad, incluyendo sin duda el debate y profundización sobre temáticas en las que no necesariamente hay acuerdo editorial automático.

En su estrategia de desarrollo, Pressenza ha hecho del relacionamiento colaborativo un eje de su accionar. La creación y sostenimiento de redes de comunicación conjuntamente con medios y agencias de todas las regiones del planeta, crean las condiciones necesarias para desplazar la manipulación informativa de las agencias que hegemonizan el discurso público, al tiempo de proponer nuevos sentidos comunes de solidaridad, cooperación e integración.

Proyección

Mientras continuamos ejercitándonos y perfeccionando el oficio de la producción comunicacional, enfrentamos hoy el mismo desafío que todos aquellos que quieren una revolución profunda y duradera hacia una nueva matriz de relaciones, hacia una nueva organización social de características humanistas y hacia un nuevo ser humano.

Este desafío consiste en poder trabar contacto dialógico con los grandes conjuntos humanos, en lograr penetrar la capa de superficialidad inducida por la desalfabetización e incomunicación de un sistema capitalista cruel, que hoy intenta reinventarse a través de las nuevas tecnologías.

El reto para concretar este diálogo de nuevos significados se ve facilitado no solo por el desmejoramiento evidente de la situación objetiva que viven los conjuntos en la actualidad, sino por el debilitamiento cada vez mayor de los paradigmas que daban sustento a un tipo de organización social hoy ya caduca.

Sin embargo, ante la incerteza e inestabilidad que genera esta situación, emerge también lo retrógrado, lo conservador, como asidero provisorio, como ilusoria compensación a la zozobra de coyuntura.

La humanidad requiere imperiosamente nuevas bases en las que asentar su horizonte futuro, un horizonte que se preanuncia intensamente multicultural e intercultural, de equidad, de diversidad, de horizontalidad entre personas, géneros, pueblos y culturas.

Para concretar aquella imagen, el desafío se sintetiza entonces en conectar con aquel motor profundo que desde el principio de la historia movió al ser humano entre dudas y certezas, entre aciertos y errores, hacia utopías inalcanzables que luego se convirtieron en la más plena e indubitable realidad.

Así dirá Freire: “Haciéndose y rehaciéndose en el proceso de hacer la historia, como sujetos y objetos, mujeres y hombres, convirtiéndose en seres de la inserción en el mundo y no de la pura adaptación al mundo, terminaron por tener en el sueño también un motor de la historia. No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza.”[2]

Y como lo señala Silo: “Inútil y malvada profecía que anuncia la hecatombe del mundo. Yo afirmo que el ser humano, habrá no solamente de seguir viviendo, sino que crecerá sin límite. Y también digo que los negadores de la vida desean robar toda esperanza: palpitante corazón del acto humano.”

[3] Vale entonces la pena que lo intentemos. Muchas gracias.

[1] Silo. Acerca de lo Humano. Habla Silo. Editorial Plaza y Valdés.

[2] Freire, P. Pedagogía de la Esperanza. Siglo XXI Editores.

[3] Silo. Humanizar la Tierra. Editorial Plaza y Valdés.